TÉCNICAS DE AMASADO
AMASADOS DURO, LEPARD Y BERTINET
O una breve
explicación de las tres formas de amasar involucrando la fuerza, la
inteligencia y la técnica.
En Panarras.com creemos en la utilización de todos los
recursos de que puedas disponer en los confines de tu cocina. Por supuesto,
ello incluye el empleo de amasadoras mecánicas tan fantásticas como la
KitchenAid™, la Kenwood™ y otros aparatos acabados en ™. Son fabulosas,
glamourosas y mucho más: son realmente insustituibles a partir de ciertas
cantidades de masa. Pero, a menos que sea para producir más de 5 kilos, es
perfectamente posible amasar manualmente, con tres ventajas evidentes:
- La principal, el placer que
produce el hecho de amasar y transformar una sustancia carente de vigor y
fuerza en un material viscoelástico de propiedades muy avanzadas.
- El grado de control sobre
dichas propiedades que se consigue cuando el tacto, unido al conocimiento y la
experiencia, guían el proceso de amasado de manera continua.
- El tratamiento suave que se da
a la masa, y que ningún dispositivo mecánico convencional puede igualar, lo que
ayuda a preservar al máximo los compuestos químicos presentes en la masa que
son responsables de su color, aroma y sabor.
Los tres métodos siguientes
permiten disponer de la herramienta necesaria para el amasado para una gran
variedad de masas, caracterizadas por su nivel de hidratación.
AMASADO
DURO
Cuando la masa de pan
tiene un nivel de hidratación bajo, típicamente hasta un 60%, el resultado
inmediatamente después de la mezcla es una masa en la que la cohesión, o la
capacidad de una sustancia de mantenerse de una pieza, supera a la adhesión,
que es la capacidad de una sustancia de pegarse a otras. Esto implica que lo
que tenemos en las manos es una bola coherente, en oposición a un objeto
viscoso y/o pringoso. Esto nos permite desempolvar los bíceps y proceder al
amasado tradicional o duro. Consiste en aplastar la masa hasta estirarla
ligeramente y doblarla sobre sí misma, para iniciar el proceso de nuevo.
Conviene recalcar que este método es válido para masas relativamente poco
hidratadas; hasta hace bien poco, el comentario habitual de las recetas de
panadería era: “…añadiendo harina hasta que la masa no se pegue”. O, aún más
salvaje, “…añadiendo harina, la que admita”. Este
procedimiento radical descompensa totalmente las cantidades indicadas en la
receta, que están ahí con un objetivo: que el pan que se pretende hacer salga
bien. En muchas ocasiones se han echado a perder panes por intentar aplicar
este método de amasado a masas con una hidratación alta, unido a añadir harina
por encima de las cantidades requeridas en la receta.
Una versión aligerada
del amasado rudo estira la masa con una mano para doblarla sobre sí misma; la
otra mano simplemente la compacta de nuevo antes del siguiente movimiento. Es
más suave y conveniente para la masa, siempre que ésta no sea demasiado dura. Al
final, en masas muy secas, como la del Challah, será necesario ejercer una
presión considerable para trabajar la masa.
AMASADO
DE LEPARD
El panadero Dan
Lepard muestra en su libro “Hecho a mano (The handmade loaf)” un método de
amasado válido para panes con fermentaciones largas y masas con hidrataciones
entre el 60% y el 70%. Su sistema emplea, más que la fuerza bruta o la técnica,
la inteligencia: Lepard deja que la masa se amase sola. Esto ocurre
en todas las masas de harina de trigo: el proceso de formación del gluten e
hidratación de la masa se da por sí mismo, sin necesidad de actuar
mecánicamente sobre la masa, a un ritmo mucho más lento.
Este amasado alterna
periodos de reposo de la masa de unos diez minutos con amasados muy breves, de
sólo 10-15 segundos. Para evitar que la masa se pegue a la superficie de
trabajo y a las manos, Lepard propone utilizar un poco de aceite, con el que se
embadurna la mesa o la tabla donde se amasa. Su efecto separador entre la masa
y el resto de superficies desaparece rápidamente en cuanto es absorbido por la
masa, por eso los amasados son tan cortos.
El método de Lepard
es muy adecuado para panes que emplean fermento natural, que actúa de manera
mucho más lenta que la levadura de panadería, y en los que se puede extender el
periodo de amasado por un tiempo de hasta una hora. No es muy válido, en
cambio, para panes de fermentación más rápida o masas con un alto nivel de
hidratación.
AMASADO
FRANCÉS o de BERTINET
Esta técnica permite
amasar masas húmedas hasta prácticamente un 75% de hidratación, sin emplear
aceite o harina adicionales en la receta, lo que mantiene perfectamente la
composición de la fórmula panadera. La masa se coloca en la mesa, y se levanta
con ambas manos. Se deja caer, con mayor o menor energía, sobre la superficie
de trabajo, y se estira hacia uno. Después, se pliega hacia adelante, lo que la
estira aún más. Éste es nuestro amasado favorito en Panarras.com: con práctica,
es posible adaptarlo a una amplia gama de masas, y resulta casi siempre el
punto de partida para amasar cualquier fórmula: un par de minutos de este
amasado preparan cualquier masa para lo que pueda venir después.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario